lunes, 23 de julio de 2007

CINE: Zodiac


Está claro que si se ve en la cartelera una película de David Fincher, no se puede dudar. Digan lo que te digan, no puedes sino juzgar por ti mismo. Se merece una oportunidad. Se lo ha ganado. Porque nadie, nadie, creo, me dirá que le dejaron impasible The game, Se7en, o El club de la lucha. Pero bueno, sobre gustos, ya se sabe...

Zodiac no es Se7en. Quien se espere lo mismo, se llevará una decepción. Aunque va de un asesino en serie, esta vez, Fincher presenta una historia real de los años 70. Una historia que afectó profundamente la vida diaria de los americanos, y especialmente de cuatro personas: dos policías encargados del caso, el periodista estrella de un periódico, y el semi-ignorado dibujante de este mismo.

Zodiac enviaba cartas a los periódicos, escritas en clave, amenazando con provocar matanzas en caso de no ser publicadas. Estas cartas eran confesiones de sus asesinatos a la vez que pistas sobre su identidad.

La película está bien trenzada, pero insisto, no se centra en el asesino, sino en los cuatro personajes y más concretamente en el dibujante del periódico. Este enfoque la hace ciertamente especial en comparación con anteriores thrillers. Además está bien interpretada. Buena elección de actores. Convincente.

Conclusión: Enfoques diferentes a veces no son comprendidos, pero vale la pena arriesgar.

Nota: B (No le pondré una A, porque con mi limitada memoria, me suelo sentir ligeramente perdid@ con películas con muchos nombres. Un poco liada)

miércoles, 18 de julio de 2007

La ciencia desconocida

La gran mayoría de gente estudia y conoce, a lo largo de su vida, las leyes más famosas de la física, las matemáticas, la química, etc. Así pues a veces más, a veces menos, nos suenan la ley de los vasos comunicantes, la de la conservación de la energía, la de los grandes números, o teoremas como el de Pitágoras.

Otras leyes, aunque menos conocidas, y menos científicas, determinan nuestras vidas. La más conocida posiblemente sea la Ley de Murphy. Seguro que han oído hablar de ella y de sus efectos.

Pero hay otras leyes que no por ser menos conocidas son menos importantes. Una de estas es la ley de la ruptura. Esta se enuncia de la siguiente manera: Al final de cualquier relación de pareja, a los interesados desinteresados se les provee de un ticket canjeable por un y sólo un encuentro sexual adicional.

Esta es una ley que much@s no conocen, pero viven. Es como la ley de la gravedad. No todo el mundo la conoce, pero a tod@s nos afecta. Hay mucha investigación detrás de esta ley, aunque también semidesconocida. Pero sí que creo que es importante resumir algunos descubrimientos: Es muy importante, repito, muy importante, tener claro que sólo hay un ticket. En caso que haya más de un encuentro a posteriori, los efectos son inesperados (normalmente malos y en ocasiones, fatales). Por lo tanto, recuerden, sólo un ticket. Además, está ampliamente demostrado que el ticket no caduca, así que es importante no perderlo, ya que alguien podría encontrar el ticket, y ya se sabe. Por último, si usted estuviese dispuest@ a utilizar su ticket, sepa previo al encuentro que sólo verá en su ex-pareja cualidades. No se equivoque, y en ningún momento permita que un buen momento eclipse las razones por la que la relación acabó. Y recuerde, lo acabado, acabado está y ticket, no hay más que uno.

martes, 10 de julio de 2007

LIBRO: Choke (Asfixia)


Una vez más Chuck Palahniuk me sorprende, una vez más me cautiva y una vez más me hace retirar la mirada por momentos. Este es mi cuarto libro de este autor. Anteriormente leí Fight club (El club de la lucha), Lullaby (Nana) y Survivor (Superviviente) y lo cierto es que no me defrauda cada nueva propuesta.

Chuck acostumbra a perfilar personajes realmente extremos. No se encuentra gente normal en sus libros. Esto hace que cada historia sea como un circo de múltiples pistas. Y en cada una de ellas una historia que se entrecruza con el resto de la manera más impredecible. Y en el centro de ellas, normalmente, el protagonista, el más raro de todos.

Chocke presenta a un exestudiante de medicina (Víctor) cuya madre necesita de cuidados muy caros en un hospital privado. Para poder seguir adelante idea un extraño plan: se da cuenta que atragantándose con una pieza de comida (en un restaurante, a poder ser, caro) la persona que le salva la vida, se siente responsable de él, el resto de su vida. Esto hace que le envíe dinero para su cumpleaños, santo, etc. Si juntas muchos salvadores,...

A parte, Víctor trabaja en un parque temático, lleno de obsesos sexuales, al igual que él, que acuden a clases de desintoxicación. En fin, creo que es mejor no explicar nada más. Si a alguien le interesa, ya sabe.

Conclusión: "Cualquier cosa que puedas adquirir es sólo otra cosa más que perderás"

Nota: A (Esquesques de mis escritores favoritos)

jueves, 5 de julio de 2007

CINE: 28 semanas después


Pues sí, señoes y señoras, ayer volví a ver otra película de, digamos, miedo. Ya se irán dando cuenta que soy un fan del género, que aunque no muy prolífico en buenas cintas, de vez en cuando te da una grata sorpresa. Precisamente, 28 semanas después, para mi, lo es. No es una película excesivamente pretenciosa, creo, pero sí bien dirigida y "actuada".

Recordarán que hace unos años "triunfó" una película llamada 28 días después, la cual inevitablemente nos traía a la mente a La noche de los muertos vivientes. Como siempre, en Hollywood, cuando algo tiene éxito, segunda parte al canto. Normalmente suele ser mala, mala, pero en este caso creo que tomaron una buena decisión: elegir como director de la secuela a Juan Carlos Fresnadillo. Debo decir que me encantaron las carreras de , digamos contagiados, tras los sanos y me dejaron un cierto gusto a deja vu. Ahora se por qué. Me recordaron a Intacto, la opera prima de Fresnadillo. Totalmente recomendable, en mi opinión. Este hombre, aunque poco prolífico, cuando se pone, hace las cosas bien.

Los actores, muy bien, sobre todo el protagonista, Robert Carlyle (aquel delgado de Full Monty). Lo cierto es que consiguen ponerte de los nervios en ciertos momentos. Además, creo que el hecho de ambientar la película en Londres es otro acierto.

Posiblemente, como en todas las películas de miedo y ciencia ficción, lo peor es que pasan cosas que fácilmente podemos considerar no creibles (yo nunca me quedaría sól@, ¿cómo puede dejar el arma ahí?, ¿como es posible que tarden tanto en llegar?, etc.), aunque no muchas.

Conclusión: ¿La salud antes que el amor?


Nota: B (baja, pero B. Para una película de miedo, creo que está muy bien)

lunes, 2 de julio de 2007

Pequeñas historias II

Hoy fue esperando al autobús, cuando me di cuenta que nadie es perfecto y que aquello que se dice que las mujeres son capaces de hacer dos cosas a la vez, no siempre es cierto. Como mínimo, bajo presión. Claro que quizás sólo sea un contraejemplo, conste.

¡Vamos a allá! Para un bus y comienza a subir la gente. No es el mío, paciencia. Habiendo subido cerca de la mitad de la cola de espera, aparece a lo lejos, una mujer joven, de unos 30, tirando del brazo de su (supuesta) hija de unos 5. Parece que van con prisa y sólo les vale ese autobús, por lo que con una sonrisa por cara, corren, cada una a su velocidad, claro.

No hay duda que llegan. Justo, pero llegan. Apuesto por ello. ¡Apostamos todos los presentes! Me aparto. Se aparta la gente. Cámara lenta. Sonrisa en los labios para la primera clasificada. La segunda, que sin perder la compostura ni la posición, le sigue a un brazo de distancia, ligeramente ladeada y tal vez un poco elevada sobre el suelo. Están llegando cuando, madre supera la barra metálica de la marquesina, y menos de un segundo más tarde se oye un ¡booooing! dulce, aunque sobrio, sin duda.

Los espectadores, sorprendidos por tan inesperada melodía, miramos hacia la niña, que sin darnos cuenta, parece que ha pasado a protegerse la cabeza con la mano restante, mientras dice una sola palabra de ánimo hacia su madre: ¡Aiiii! La madre, victoriosa ella, frena poniéndose en la cola, casi vacía ya y se gira hacia la niña, como echándole en cara su bajo estado de forma y diciéndole, siempre con su sonrisa: "¿Qué has hecho?" La niña, ni "muuu". En estos momentos, lo importante es esquivar el resto de barras metálicas, si las hubiese. Es lo que se llama instinto de supervivencia. Ya te contaré, ya, campeona.

Y el cuento acaba, con la madre, cancelando (o picando) el billete de bus, y la niña, con su mano todavía en la cara. Y los espectadores, mirando a la niña, emocionados, pensando que algún día, ella será la madre, y obtendrá su venganza.

Así pues, dice la sabiduría popular que a veces, el árbol, no te deja ver el bosqué. Y digo yo, que a veces, quien llevas delante, no te deja ver la rama que te tira a la cara.