domingo, 24 de junio de 2007

CINE: El castillo ambulante



Si les digo que el título original de esta película es Hauru no ugoku shiro, supongo que no dudarán de que hablo de una película japonesa. Si les digo que el director es Hayao Miyazaki, supongo que lo relacionarán con algunas de las más grandes películas de animación de los últimos (y no tan últimos) años. Así, no me creo que nadie que haya visto El viaje de Chihiro, La princesa Mononoke o Porco Rosso, entre otras, no haya detectado algo especial en las películas de Miyazaki.

Yo, que precisamente no me declaro amante del manga, anime, etc., me saco el sombrero ante este director. Tanto El viaje de Chihiro como El castillo ambulante rezuman de belleza, ternura, amor, fantasía, etc. Pero lo más grande es que de todo este cóctel no surge una película pastel o para "muy menores". A mí, personalmente, me encienden algo dentro, me hacen un poquito más feliz, me emocionan y hacen sonreír.

El castillo ambulante presenta la historia de una niña que recibe una maldición de una bruja, que la convierte en una mujer anciana. Así, con su corazón y mente de niña, y su nuevo caduco cuerpo se embarca en una aventura fantástica para recuperar su niñez.

Conste que me gustó más El viaje de Chihiro (y no tanto La princesa Mononoke), pero me ha encantado El castillo ambulante. Gracias, muchas gracias señor Miyazaki. Queremos (o, como mínimo, quiero) más.

Conclusión: No prejuzgar es importante. La mayor belleza interior podría estar unida a la mayor belleza exterior.

Nota: A (Sí, sí, sí.)

domingo, 17 de junio de 2007

Preguntas (primera parte)

Viendo que cada semana nos dicen desde los medios de comunicación que la lista de muertos por accidentes de tráfico aumenta y aumenta sin parar; y viendo la manera de conducir de ciertas personas, me surge una pregunta.

Porque hay gente que conduce como si estuviese en un circuito de Fórmula 1, o de moto GP, vamos. Claro, en los circuitos no hay gente paseando, y tal como hemos visto la semana pasada con el piloto Robert Kubica, las medidas de seguridad son extraordinarias. Pero si os habéis fijado, en las ciudades hay farolas, bordillos, bancos, y para acabar de arreglarlo, señales y hasta semáforos. Pero ¡Qué desfachatez! ¡Qué falta de respeto para los amantes de la velocidad! ¡Si es que ya no se respeta nada!

En fin, vamos a la pregunta: ¿Qué hace que esta gente necesite tanto la velocidad y sea capaz de pasar por encima del respeto a la vida de los demás?

Pues bien, yo tengo una teoría. En fin, sólo es una teoría: Esta gente, claramente, el día que se repartían los cerebros, llegaron tarde y se tuvieron que conformar con lo que quedaba (si algo quedaba, claro). Eso realmente tiene que ser duro. Pues bien, creo que corren para evitar volver a llegar tarde, no se vuelvan a perder algo importante. El problema es que por culpa de sus prisas, los que podemos perder algo realmente importante, somos los demás.

Como se dice en mi casa, señor@s, seny!, por favor.

lunes, 11 de junio de 2007

¿Salud, salud o salud?

Desde mi cama escribo esta entrada, recuperándome de un imprevisto de salud. Un imprevisto como el que tuve ayer, cuando fui a la playa.

Cuando llegaba, ya se veía que me costaría un rato aparcar, pero para mi sorpresa, al final de una calle vi un par de sitios sin señal en X asociada. Dije, esta es la mía, y un par de maniobras, coche aparcado. Cinco metros por delante, una señal que decía "a partir de aquí, y hacia delante, ni se les ocurra estacionar". Claro, se estrechaba la calle y tenía sentido.

Un rato de sol, mucha gente y un kebab después vuelvo a recoger el coche e irme a casa. Sorpresa. Ni un coche quedaba en la calle, y sí una hilera de equiláteros fosforescentes en el suelo. Vaya. No se puede uno fiar ni de los que ya han dejado el coche. ¿Dónde estaría la señal?

En fin, imprevisto al canto. Imprevisto de 150 euros. Si es que el dinero no hace la felicidad, pero perderlo de manera absurda, te la amarga, leñe. Perdón, retiro lo de leñe.

En todo esto, molestia en el estómago que esperaba remitiese antes de cenar. Me habrá sentado algo mal. ¿El kebab? No creo.

Pues nada, ni después de cenar, ni después de desayunar. En la cama escribo esta entrada, entre visita y visita al lavabo. Perdón. Espero que pase pronto, porque los imprevistos de salud son los que sí que nos quitan la felicidad.

Señor@s, el dinero se puede trabajar, y puede o no venir, pero si no tenemos una ausencia extrema de éste, podemos ir tirando. Si no, mal vamos. El amor es muy importante en la vida, pero tod@s hemos vivido con y sin él. Nos marca, nos eleva, nos hiere, pero no podemos dejar que nos tumbe. En cambio, la salud escapa de nuestras manos. Y la necesitamos. Aunque sólo somos conscientes cuando nos falta. La damos por hecha. Pero no es así. Por desgracia. Podemos y debemos cuidarnos. Podemos y debemos (creo) enamorarnos. Podemos y debemos ganar dinero para vivir. Pero sobretodo, que la salud no nos falte. ¡Salud a todos!

viernes, 8 de junio de 2007

CINE: El retorno de los malditos


Para culminar la pasada semana de películas palomiteras, fui a ver una de esas películas que me da la impresión que no ve nadie. Nadie, porque es la segunda parte apresurada de un remake que tuvo cierto éxito (como mínimo, en USA). Y nadie, porque hay suficiente oferta en la cartelera para que esta pase desapercibida. En fin, a mí, las películas de miedo me gustan mucho, aunque sean malas. ¿Será que tengo un cierto toque masoquista?, ¡vaya!

La película es de Wes Craven. Sí, lo conocerán por las primeras de Pesadilla en Elm Street, y la trilogía de Scream. No me digan que no han pasado miedo escuchando las cuchillas del bueno de Freddie chirriando al tocar las paredes. No me lo creo, lo siento. Y, ¿qué decir de Scream? En mi opinión, la mejor saga de metapelículas de miedo habidas y por haber. Bueno, está Scary Movie, que es la mejor saga de películas parodia de metapelículas de miedo habidas y por haber. En fin, no voy a seguir por ahí. Mejor no.

El caso es que el señor Craven, ya había firmado una obra maestra bastante antes. Nada más y nada menos que en el año 1977. La película explicaba la historia de una familia que recorría el desierto, de viaje por los Estados Unidos, y se encontraba en una situación poco deseable. Muy recomendable para revisitar si les gusta el buen cine de terror.

En fin, a partir de esta película, el año pasado se hizo un remake y tuvo bastante éxito y de ahí la segunda parte. En esta, un grupo de soldados más bien cortitos (eso lo hacen muy bien) se enfrentan a los mismos personajes que protagonizaban la primera parte. Sangre, higadillos, etc. Para qué contar más...

Conclusión: Las prisas no son buenas consejeras.

Nota: C- (algún sustillo hay, pero poca cosa)

domingo, 3 de junio de 2007

Area verde, ¿a recaudar toca?

Hace no mucho, cuando entraba en funcionamiento el area verde en algunas ciudades, lo primero que hacíamos era quejarnos, acusando a los ayuntamientos de peseteros (o quizás eureros). Por si acaso. Claro, nunca miramos la letra pequeña, ni siquiera cuando es a nuestro favor (o parcialmente a nuestro favor). En breve, volveré a este punto.

No se si os habéis fijado, pero en Barcelona, en los últimos tiempos, ha habido un crecimiento importante en el número de unas bicicletas blancas y rojas, en las que se lee algo así como bicing. Pues bien, esto está relacionado con una iniciativa del ayuntamiento que permite utilizar bicicletas (nada menos que 3000), que se recogen en cientos puntos de la ciudad y que se pueden dejar posteriormente en estos. Para utilizar este servicio, se debe estar empadronado en la ciudad y hay que abonarse. Al hacerlo, se recibe una tarjeta nominal que te permite ir cogiendo y dejando bicis.

El precio no es nada alto: el abono anual son 24 euros, mientras que el semanal es 1 euro. Esto te permite media hora de uso diario, y un pago extra de 30 céntimos de euro cada media hora extra. El máximo uso diario son 2 horas. ¡Cuidadín!, porque ya hay 20000 abonados. ¡Poca broma!

En fin, volviendo al tema del área verde. El ayuntamiento dice que la compra, mantenimiento, etc. de estas bicicletas se financia con los excedentes obtenidos de la recaudación del área verde. ¡Si es que somos unos malpensados!

En fin, a partir de ahora, si estáis pagando por dejar el coche en área verde y veis una bicicleta de estas pasando, pensad que aquella persona, a parte de no contaminar y practicar deporte, está siendo patrocinada por vosotros. Igual la próxima vez, podéis dejar el coche en casa y hacer un poco de bicing.