sábado, 7 de julio de 2012

TEATRO: Agost

Después de meses esperando ver la obra más vista del año, y de la historia del TNC, te arriesgas a que no te guste. Las malditas espectativas. Y es por eso que fui a ver Agost sin espectativas. O como mínimo, lo intenté.

Agost es una obra que dura unas tres horas (con sus dos intermedios correspondientes) y que fue escrita por Tracy Letts y muy premiada en EEUU (entre otros, ganó el Pulitzer del 2008). Presenta una familia de lo que se suele llamar la América profunda, que se reúnen debido a la desaparición del padre (o abuelo). Cada uno trae consigo sus problemas, sus secretos y sus enfermizas relaciones con el resto de la familia. Todo esto lleva a un sinfín de situaciones dramáticas, con pinceladas de humor que van recortando el carácter trágico de la obra.

Los actores, en general, están muy bien. De hecho, algunos de ellos son muy conocidos porque han hecho bastante televisión. Supongo que ese es un buen "atractor" de público. Destacaría la actuación de Anna Lizaran, moviéndose en la bipolaridad entre la locura y la claridad desmedida. Aun así, la más aplaudida fue Emma Vilarasau, que trabaja muy muy bien, pero que además lleva a su espalda la mochila televisiva que le asegura unos cuantos apasionados en la platea.

El texto es muy bueno. Especialmente a partir del segundo acto, donde los personajes se desatan de la formalidad y la retención que habían mostrado hasta el momento y comienzan la "guerra". Hasta ese momento, la obra es un poco lenta y parece que no lleve a ningún sitio. La historia no es especialmente original, los diálogos, en cambio, son muy buenos. A mi, personalmente, no me convenció la combinación drama-comedia. Algunos puntos cómicos me parecieron acertados, pero otros no tanto. Era extraño oír al respetable soltando la carcajada y yo preguntarme: pero, ¿es tan gracioso? En fin, recursos del teatro. 

Bueno, creo que es una obra recomendable, aunque no tan excelente como se podía pensar por el éxito de público que lleva detrás.

Conclusión: En todas las familias cuecen habas (era así, ¿no?)

Nota: B

jueves, 5 de julio de 2012

Van un banquero, un político y un sindicalista...

... y nos demuestran (Q.E.D.) que nuestra visión (=función de optimización) local de las cosas no nos permite ver el bosque (=bankia) hasta que nos lo hemos comido.

Es paradójico que en este país las demostraciones no las hagan los científicos, sino esta gentuza (perdón, quería decir gentuza. Sin acritud, ¡eh!). Pero claro, como no queda dinero para I+D+I, debe ser lógico.

En fin, me voy a ver a la Esteban (=la verdadera princesa del pueblo) o la selección, que es lo único que nos permite seguir adelante.