miércoles, 28 de febrero de 2007

El Tetris ha muerto

Voy a explicar una experiencia que vivo hace poco, bien poco. Aunque hace bien mucho que me lo había propuesto, no fue hasta hace un par de semanas que desenpolvé mi bicicleta y la llevé a preparar para la vida urbana moderna.

Hasta ahora iba a trabajar en autobús. Controlando el horario de llegada, en aproximadamente 45 minutos estaba en el trabajo. No está mal, la verdad, no me quejo. Bueno, eso el día que no llega 20 minutos tarde. No olvidemos la ventaja de poder leer un poco, media horita. Bueno, o de jugar a la videoconsola, que no por no hacer crecer el espíritu, deja de ser entretenido.

Y hablando de juegos, recordaréis el Tetris. Sí, el primer videojuego que vino del frío, de Rusia, en ¡1984!. ¡Qué grande! Tenemos que reconocer que cuando los rusos se ponen, nos dan mil patadas. Si no, que le pregunten a los americanos (de USA) por la carrera espacial. Bolígrafos para escribir en ausencia de gravedad, ¡por favor!, es la risa.

Bueno, en el Tetris debíamos ordenar 7 tipos de piezas para ir completando lineas que se iban borrando al completarse. Jugaba con la gravedad y la sencilla idea de un puzle. En fin, magistral.

Pues bien, esto se ha acabado. He encontrado algo mucho más complejo y divertido. Se trata de ir en bicicleta a trabajar. ¡No os podéis imaginar la Odisea que llega a ser! Sí, no me olvido de aquel videojuego, curiosamente también de 1984, en el que eras el chico que entrega los periódicos a la gente del barrio en bicicleta (Paperboy). En fin, otro clásico. Pues bien, ahora lo entiendo todo.

La norma a seguir es la siguiente: Aunque no haya carril bici, se puede ir en bicicleta por las aceras que midan 5 metros o más. Pues bien, los biandantes viandantes, o personas de a pie, con las que se comparte esta, tienen una serie de capacidades que yo no había detectado hasta ahora.

La primera se podría definir como la capacidad de cambiar bruscamente de dirección. La gente, parece que camine recta (esta sería la opción más óptima), pero nada más lejos de la realidad. En el último instante, cuando les vas a adelantar, son capaces de avanzar hacia el lado donde estás al triple de velocidad que llevaban en su anterior dirección. Bien, ahora que ya lo sabemos, iremos con más cuidado.

En caso que sean un grupo (o sea, dos o más) tienen la capacidad de distribuirse por la acera uniformemente, de tal manera que ocupan todo el ancho. ¡Espectacular! En fin, están en su derecho. Esperaremos.

Pero quizás, lo mejor sea la gente que pasea a su perro. ¿Sabéis estas cadenas que se alargan y se acortan? Bueno, creo que no hace falta que explique la lògica que siguen los perros. Imagináos: Dueño + Cadena + Perro = 5 metros. No falla.

En fin, sólo una cosa más. En algunas calles hay carril bici. En ese caso, el que tiene prioridad es el ciclista (eso simplemente quiere decir que puedes pitar, y evidentemente llevarte la bronca correspondiente. ¡Por prisas!). El carril bici queda delimitado por dos lineas blancas paralelas. Pues bien, hay gente que supongo que tiene alguna fijación, porque ven dos lineas, y lo transforman en un reto. En fin, lo hacen bastante bien, la verdad. Son muy poderosos.

Bueno, no me enrollaré más, ya que me tocaría hablar del resto de vehículos, de los amigos que van robando bicicletas o partes de estas, pero esto, no va a ser hoy. Simplemente decir que, a pesar de todo esto, ir en bicicleta es genial. Ahora llego al trabajo en solo 30 minutos, no puedo leer, ni jugar al Tetris, pero hago ejercicio y me siento mucho mejor.

Señor@s, ¡muerte al Tetris!, ¡viva el Paperboy!

martes, 27 de febrero de 2007

CINE: En busca de la felicidad


Creo que no voy a poder analizar esta película muy objetivamente. Me defino como un buscador de la felicidad obsesivo compulsivo, así que no puedo más que sentirme identificado con el protagonista de la película, Chris (sí, sí, Will Smith, que no lo hace nada mal).

¿Se puede ser feliz en esta vida? Bueno, supongo que después de mi confesión, sabréis mi opinión. Es cierto que nos encontramos con un problema detrás de otro, pero tendríais que ver lo que le pasa a Chris. ¿Cómo puede alguien seguir creyendo en la felicidad después de todo lo que le pasa?

Bueno, siendo una película americana, supongo que no hace falta que critique el final. Más aun cuando está basada en un personaje real. Un padre capaz de luchar contra todo por conseguir su felicidad y la de su hijo. ¡Chapeau! Eso es actitud.

Conclusión: La película no es nada del otro mundo, pero lo que hay detrás debería formar los cimientos de de nuestra actitud ante la vida. Ojalá. A quejarnos menos y a vivir más, señor@s.

Nota: C+ (para animarse un rato, en un mal momento)

domingo, 25 de febrero de 2007

CINE: Azuloscurocasinegro


Es curioso que haya visto esta película justo después de la última entrada en el blog. Si es que la vida es un pañuelo. Decía yo que veía la vida de muchos colores. Los protagonistas de esta película parece que la ven cambiante. Siempre alrededor de los colores de un traje deseado por Jorge, el protagonista (magistral Quim Gutiérrez, al igual que sus compañeros de reparto).

Las historias cruzadas son dramáticas pero a la vez ácidas y divertidas. Me encanta. Es una de esas películas españolas de las buenas. De las que te hacen preguntarte si los hollywoodienses se han olvidado de lo que es una historia (o mini-historia) interesante. Bueno, supongo que sí que se han olvidado, porque parece que sólo versionan comics, últimamente. ¡Señores!

Conclusión: Nunca dejarán de gustarme las películas en las que pequeñas historias de gente corriente, nos muestran que la vida nunca es negra, sinó como máximo, azuloscurocasinegra.

Nota: A (grata sorpresa)

miércoles, 21 de febrero de 2007

¿A qué huelen las nubes?

Sin ser un estudioso de la poesía ni de la filosofía, me atrevo de tanto en cuanto, sin prepotencia ni pretensión alguna, conste, a buscar colores a las palabras, a los conceptos. Las hay fáciles y las hay no tanto, las que vienen dadas y las que requieren de subjetividad, imaginación, atrevimiento.

Permítanme un inciso, que si no, se me olvida: Algo parecido a esto que comento me pasó años atrás, pero en ese caso, en vez de con colores, con el género de las palabras. Participé activamente en una discusión (internacional) sobre si una mesa, una bicicleta o un teléfono debían ser palabras masculinas o femeninas. Dentro de lo absurdo de la situación, lo mejor de ésta, claramente era la cara del contertulio británico, ya que el alemán y yo teníamos bastante claro qué defender, mientras que éste se enfrentaba claramente a algo nuevo, que no por eso absurdo. O sí. Pero, realmente, las palabras ¿necesitan el sexo? Y yo que creía que lo de los sexos estaba directamente relacionado con la reproducción. Y claro, para dicho objetivo, se necesita un componente de cada. En cambio, las palabras no funcionan así: si juntas artículo, sustantivo y adjetivo, ¡que sean del mismo sexo! En fin, quizás al final, el que tenía razón era el británico, pero en fin, este no es el tema de hoy.

A ver si soy capaz de volver a donde estaba. Me disperso con suma facilidad. ¡Ah!, sí, palabras fáciles de colorear serían: vergüenza, rabia, mar, muerte, soledad, etc., aunque siempre podríamos divergir, evidentemente. Pero estoy seguro que mayoritariamente coincidiríamos, muy probablemente, influidos por nuestra cultura. Bueno, siempre habría alguien con distinto punto de vista. Sin duda, Neruda lo tendría en casi todos los casos.

Por otro lado, tenemos las que, aunque nos las hayan vendido, yo personalmente, no las puedo hacer mías, lo siento. Así pues, amor no puede ser rosa, por favor. Y conste que me gusta el color rosa. En todo caso, aceptaría rojo, o incluso púrpura, pero no rosa.

Finalmente, hay palabras que tienen un color para cada persona, porque dependen de asociaciones muy complejas. O muy simples. De nuestras vidas. De nuestras experiencias. Para mi, amor es amarillo, un amarillo intenso; amistad es rosa, un rosa mármol; y vida, blanca, muy, muy blanca. Por que en el blanco están todos los colores y vida contiene todas las palabras, y por lo tanto, todos los colores.

En fin, como dijo aquel filósofo, pienso luego existo. Lo que no dijo es que teníamos que pensar en cosas interesantes y con sentido. Así que disculpen el tostón.

Sólo por curiosidad, para usted, ¿De qué color es amor? ¿Y amistad? ¿Y yo? ¿Y ayuda? ¿Y opinión? Opinión, no se de qué color será, pero aquí, como mínimo es gratis. Sírvase usted mism@.

jueves, 15 de febrero de 2007

MÚSICA: Quartet Casals - Al voltant de Brahms II


El otro día fui por primera vez a L'Auditori. La propuesta era un cuarteto de cuerda, el Quartet Casals, reconocido y premiado mundialmente; y un programa con obras de Haydn y Brahms, como elección más clásica, y Ligeti como más moderna.

Básicamente dos sensaciones: algunas de las actividades que practico (vivo) me permiten abstraerme totalmente de mis preocupaciones, pero muy pocas. Esta es una. Por otro lado, se aplica aquello que ya dije en una entrada anterior (Todo es relativo. Pero el tiempo, más). ¿Ya ha acabado?

Conclusión: Cerrando los ojos oigo más y mejor.

Nota: A (experiencia inmejorable. Si tenéis oportunidad, no lo dudéis)

miércoles, 14 de febrero de 2007

¿Qué nos han dado los Romanos?

Me parece curioso seguir viendo gente detrás de las banderas. Gente que las lava y las pliega. Gente que las besa y las cuelga. Gente sobre la que reposa esa bandera por la que juró morir.

No quiero caer en la apología de nada, ni en el antinosequé, pero me sigue sorprendiendo el absurdo profundo incondicional amor por dicho objeto.

El ser humano ha sido capaz de inventar la vacuna, el avión, la música, la cama,... y la bandera. Como decía el gran John Cleese en La vida de Brian, pero ¿Qué nos han dado los Romanos?, bueno, en este caso, ¿Qué nos han dado las banderas? Espero que no me pase como al bueno de John y la gente empiece a enumerar. Confío que no.

La bandera es al colectivo como el orgullo al individuo. La gran diferencia es que el orgullo individual lo tenemos y no podemos deshacernos de él. Las banderas, por el contrario, se crean para simular artificialmente ese orgullo colectivo inexistente. Lo peor, es que el orgullo no suele llevar a nada. O mejor dicho, a nada bueno. Bueno, lo peor de lo peor es que vamos y nos lo creemos. Y nos lo creemos hasta tal punto que somos capaces de dar y quitar la vida por ello.

La bandera soporta y complementa los conceptos de Estado, país, nación, ejército, etc. Conceptos, todos ellos, excluyentes. Y la exclusión lleva a la envidia, a la incomprensión, y estas, al conflicto. Para muestra, sólo hay que coger cualquier libro de historia o ver las noticias en televisión.

Hay banderas de Estados, de países, de equipos deportivos, y muchas más. Hay algunas banderas que se asocian a buenas y a malas causas. Hay banderas que se queman y hay banderas que se veneran. Hay banderas que se crean y hay banderas que se entierran, con aquellos que las defendían. Y hoy en día hay una bandera que mueve casi todo, que no pertenece a ningún Estado, ni país, ni persona, pero por ella mueren cada día miles de personas, sin ni siquiera haberla visto. Esa bandera es el dinero, venerada a lo largo y ancho de esta, nuestra malograda esfera.

Dice una canción de Loquillo y los trogloditas (Piratas):
"He modelado una bandera que, como todas, es para quemar..."

No voy a decir que estoy de acuerdo con estos versos (aunque lo piense). Disculpen los patriotas. O no.

sábado, 10 de febrero de 2007

TEATRO - Zzaping


Si habéis visto o leído El club de la lucha, deberíais recordar que la primera regla del club de la lucha es que no se puede hablar del club de la lucha. Yo soy un detractor de los spoilers, y en el caso de la obra Zzaping más todavía, así que esta va ser una crítica muy corta.

No se si la improvisación que nos vende el grupo de actores es 100% cierta, pero realmente lo hacen muy bien. Además, los espectadores deciden el menú de la obra. La combinación entre improvisación y participación del público hace que cada obra sea distinta cada día.

Conclusión: No os la perdáis. La gente suele repetir. Por algo será.

Nota: B (notable alto. Cuando vuelva un par de veces más, quizás le suba más la nota)

CINE - La caja Kovac


Daniel Monzón, director de esta película, sin duda debe ser una persona a la que le gusta la diversidad. Sólo hay que ver las películas que ha hecho. Primero hizo El corazón del guerrero, con Joel Joan. Supongo que si jugáis a rol o sois un poco freaks (de buen rollo), la conoceréis. Yo la conocía. Después, se animó por el humor, y escogió a Antonio Resines para protagonizar El robo más grande jamás contado. El bueno de Antonio hace el papel que casi siempre hace el bueno de Antonio, lástima. Eso sí, la idea de la película es curiosa: ¿sería posible robar El Guernica, de Picasso? Sí, efectivamente, es ese que mide 349 × 776 cm. Casi nada.

Con La caja Kovac, se pasa al thriller, con un claro toque de ciencia ficción. Esto último la hace poco creíble, aunque creo que se puede ir a verla de dos maneras: si vas con la esperanza de ver un peliculón, te decepciona; pero si vas simplemente a creerte lo que salga y entretenerte, creo que lo consigue. La película presenta unos personajes que se ven envueltos en una serie de suicidios, con trasfondo no muy claro. No me pareció una idea superoriginal, la verdad.

No voy a comentar nada sobre la protagonista, Lucía Jiménez, por que iba un poco predispuesto a ver su mala actuación y mi juicio no sería justo. Podéis ver una opinión interesante en este otro blog.

Lo que sí que voy a decir es que hay una imagen (y es una imagen, ya que sólo es una foto) de unos experimentos hechos a un niño que, en mi opinión, sobra. Es muy desagradable y no aporta nada. No es necesaria ni siquiera para ver lo malo que es el malo.

Conclusión: No voy a recomendar la película porque hay muchas otras que creo que valen más la pena ver. De todos modos...

Nota: C+ (generosamente, conste)

jueves, 8 de febrero de 2007

¡Y gratis!

Hoy creo que tengo el día un poco tontorrón así que pido disculpas adelantadas a los que no os guste mucho el dulce (siempre cae alguna crítica por esto...). Bueno, no se si lo habréis visto pero por Internet (y por la tele, en el anuncio de una compañía de comunicaciones, aprovechando el tirón...) corre un video que muestra a un chico ofreciendo "Abrazos gratis". Éste, lleva un cartel con dicho texto y se pasea por calles muy transitadas. Algunos le miran atónitos, otros sonríen, e incluso alguno se acerca a él para cobrarse su abrazo gratuito.

Una vez a la semana voy a comer a un restaurante chino con los compañeros de trabajo (bueno, no siempre vamos al "chino", pero eso no es lo importante). Al ir a pagar, suelen tener una bandeja con regalos para los clientes. En las últimas semanas he conseguido: un mechero, una cosa de plástico que lleva el logo del restaurante y que si lo aprietas se ilumina, y un ungüento con olor muy fuerte a menta que no se para qué sirve. Pero lo importante es que son gratis. Yo no fumo. Más bien todo lo contrario. No necesito la cosa de plástico. Y ni siquiera sé para qué sirve el ungüento. Pero ¡son gratis!

Sí, sí, no me miréis así. Tengo un Amigo que en casa guarda unos 100 lápices de IKEA. Claro, son gratis. Yo, personalmente, le entiendo. El ser humano siente una atracción muy fuerte por todo aquello que sea gratuito. Imaginaos lo fuerte que es esa atracción, que nos hace capaces de creernos un correo electrónico que dice: "Si envía este correo a 20 personas, nuestra compañía le enviará un teléfono móvil de última generación...". Por favor, ¡que ya somos mayorcitos!

Volvamos al tema central de la entrada. Esto de los abrazos gratuitos recuerda un poco a una película de hace unos años: Cadena de favores, en la que un niño hacía tres favores a tres personas y les decía a cada uno que siguiese la cadena. Tranquilos, no me gusta spoilear las películas así que no voy a contar más. La cuestión es que la idea del abrazo gratuito comenzó por una sola persona y hoy en día hay gente en todo el mundo siguiendo la idea.

Si encontráis a alguien por las calles de vuestra ciudad ofreciéndoos un abrazo, aprovechad, ya que es gratis. Yo no se a vosotros, pero a mi, me encanta que me abracen (y no escribo encanta con más aes porque el corrector ortográfico se queja). Hoy en día tengo la impresión que nos avergüenza mostrar nuestros sentimientos e incluso decir a un Amigo cuánto le queremos y necesitamos. En un mundo así, creo que un abrazo a 0.0 euros es más que una ganga. No lo desaproveches. Y esto no es marketing ni publicidad, conste. Y voy a ser sincero, de un tiempo a esta parte me he dado cuenta de lo mucho que me gusta que me abracen y de lo importante que son los abrazos en mi vida.

Un abrazo.

sábado, 3 de febrero de 2007

CINE - Desayuno en Plutón


Siempre es bueno conocer a alguien al que le guste el buen cine. No había oido hablar de esta película hasta que procsilas me dijo que era una de las mejores películas que había visto este año. Yo, como me fío de su criterio, ayer la vi.

La película es del director Neil Jordan. Igual os suena porque dirigió, Entrevista con el vampiro, película basada en el libro de Anne Rice (de la cual, no se por qué, pero nunca he conseguido acabar un libro. Lo siento.).

Desayuno en Plutón es diametralmente opuesta. Es una película que te hace sonreír constantemente. Te presenta personajes que podrían ser dramáticos pero que inmediatamente se presentan tiernos y digamos, en cierto modo, libres. El protagonista es una chica (o chico) que busca a su madre, en lo que para mi, es un paralelismo a la búsqueda de la aceptación por los demás de su sexualidad (la cual ni se autodiscute, ni oculta a nadie). Para conseguirla, tiene que vivir un cuento, un cuento que ella misma escribe. La película es una road movie, pero sin road, es un drama pero sin drama, y una sutil comedia, pero sutilmente sutil.

Conclusiones:
  • La gente que te quiere, te acepta como eres, pero es más importante incluso que te aceptes tú mismo.
  • Pasaos por el blog de procsilas, que vale la pena seguir sus consejos cinematográficos. Gràcies company!

Nota: A (¡ni se os ocurra perdérosla!)

jueves, 1 de febrero de 2007

Game over

Últimamente he leído que el tiempo que dedicamos a ver la televisión (en horario nocturno) se ha visto reducido a la mitad, mientras que el dedicado a jugar a videojuegos ha aumentado, incluso en mayor grado. Es posible que empecemos a sentir la necesidad de ser parte más activa de nuestras vidas. La televisión nos hace seres pasivos, espectadores, mientras que los videojuegos nos convierten en protagonistas de algo, aunque ese algo, no sean nuestras propias vidas.

De hecho, la ventaja de los videojuegos sobre la vida real es que, por alguna lejana razón (tendríamos que estudiar la historia del videojuego para conocerla), tenemos más de una vida. Así, cuando nos "matan", tenemos otra oportunidad. Incluso, si nos quedan más monedas, podemos comprar créditos para seguir jugando donde nos quedamos.

Pero los videojuegos, por desgracia, no son como la vida. En la vida no tenemos segundas oportunidades. La primera es la que tenemos que aprovechar, la que tenemos que disfrutar. No da lugar a juegos absurdos. El que gana no es el que corre más, ni el que mata más, ni el que llega más pronto o conquista más mundos. El que gana, no es el que muere más tarde. Gana el que consigue ser feliz. Suerte. Game over.