miércoles, 14 de mayo de 2008

in memoriam

El maestro - así le llamábamos a nuestros tiernos 16 años - Richard siempre insistía, versionando una frase de San Agustín, "¡pobre del hombre de un solo libro!"

Nos lo decía clase sí, clase también. Nuestro profesor de Latín. Cuando tienes 16 años, no te gustan tus profesores y te avergüenzas de tus padres. Te avergüenzas de casi todos. Por suerte, cuando tienes 16 años no te ves a ti mismo.

Pero el maestro Richard por suerte insistía, "¡Pobre del hombre de un solo libro!". Y así adelantándose a la idea del requetenacimiento, nos dejó un recuerdo. Y hoy se ha despertado. Así que aprovecho.

Va por usted, maestro.

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