¡Efectivamente! No os equivocáis. Estoy hablando de la berenjena. Y no es que haya estado pensando mucho en el tema, ni que sea un experto en hortocultura (o como se diga). Básicamente he sufrido mi propia epifanía. Sí, sí. Estaba comprando en la fruta-verdulería y al acercarme a las berengenas no he podido evitar prenderme de su perfección: forma, color y textura, principalmente. Parecen diseñadas por Salvador Dalí o por un diseñador de esos modernos que hacen sillas sin patas ni respaldo. La berengena en su complejidad, se compone de dos partes. ¿Paradoja? No, simplemente simplicidad, perfección.
Discúlpenme el desvarío, pero ya que parece que no estamos dispuestos a salvar ni La Tierra, ni la naturaleza, ni la humanidad, ¡leñe!, ¡Salvemos las berenjenas!
miércoles, 9 de septiembre de 2009
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7 comentarios:
¿y qué me dices de la belleza de un rojo tomate perfecto?...con la de edificios y cosas feas que diseñan por ahí, al final nos quedaremos con lo básico!
Ay, unas berenjenas con pisto y carne picada.
Los tomates los tengo demasiado vistos. Quizás por eso no consigo captar su "todo".
melanzane
alla Parmigiana?
las añadiré próximamente a mi cesta
Preciosa cesta, si señor. Me gusta especialmente "fresh and bone". No se a qué me recuerda...
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