jueves, 10 de mayo de 2007

CINE: Diario de un escándalo


Llevo un día preguntándome ¿qué sería de esta película sin, simplemente una de las dos actrices principales? Cualquiera. Al azar. Me temo que el fulgor de Cate Blanchett y Judi Dench no permite ver la luminosidad de la propia película. Así pues, me "desarrodillo" y aparto de las protagonistas y me pregunto ¿es una película realmente brillante? A primera vista, la respuesta es sí, pero a mi, hubo alguna cosa que no me convenció. Lo siento.

La historia presenta dos relaciones a cual más enfermiza (y/o políticamente incorrecta). El problema, en mi opinión, es que una de estas no me la creí. Me recordó demasiado a otra obra maestra del cine pero, sin su dosis de realismo. Ya se que me dirán ¿Y te crees que un tío en leotardos lance telarañas por las muñecas que le permitan saltar de edificio en edificio? Pues sí, lo siento, porque me gusta que las películas que no pretenden engañarme. No me gusta que intenten convencerme. Y no se por qué, pero esta no me convenció. Aun así, me parece una gran película, y me gustó, pero queda un poco coja. Lástima.

Conclusión: A veces, los GRANDES actores pueden eclipsar una película.

Nota: B (¡por poco!)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Tú preguntas. Los físicos responden :)

Unknown dijo...

¿Cómo funciona el tema de las telarañas según el libro?

Anónimo dijo...

el gato araña

el hombre araña

el pez araña

uff!!! fiu, fiu!!!

Anónimo dijo...

Pues, según el libro, que la telaraña aguante pesos enormes y tal es físicamente correcto. Por lo visto, una telaraña, si se pudiera fabricar con el grosor de una cuerda, aguantaría la tira.

Y es que la naturaleza y la evolución es el mejor beta-tester que hay.

Lo que no encaja y es incorrecto resulta ser como la puede generar. Porque si el hombre araña la tuviera que generar como las arañas reales, el cómic seria para mayores de 18 años. Después de todo, recordemos que las arañas tejen por el c...

Unknown dijo...

:D
Bueno, lo que parece claro es que sería un poco más escatológico, y volaría boca abajo. No quedaría tan "elegante".