jueves, 27 de noviembre de 2008

Spam it all!

No, no, hoy no les voy a hablar de teatro. Bueno, quizás sí. Porque el mundo, realmente, no es más que un teatro. Dramas, comedias y algún que otro musical es lo que nos toca vivir cada día. Hay héroes y hay villanos, hay gente que discute y gente que se dedica al monólogo, hay ratas y hay ratoneras.

Y lo bueno, o quizás lo malo de todo esto, es que no tenemos más remedio que compartir escenario. Estaría bien que, ya que somos bastantes, como mínimo, no nos pisásemos. Pero claro, aquí parece que todos queremos estar sobre la misma baldosa. Sí, aquella que tiene un símbolo de dolar (o quizás de euro) encima. La que más brilla.

Eso no está mal, en esencia. Pero insisto: ¿Es realmente necesario que nos pisemos? ¿Es realmente necesario que busquemos siempre el atajo?

Ya hace unas décadas se habla del concepto de marketing. Y hace unos años se acuñó el término "marketing salvaje". Vamos bien. Pero hace no mucho hemos ido un poco más allá. Y ¿por qué? Pues porque hemos alcanzado un punto en el que aceptamos todo. Y hoy en día tenemos que aguantar no sólo que nos llegue un spam detrás de otro a nuestro correo electrónico, sino que, por si fuese poco, cuando llegamos a casa, nos llaman a diario para vendernos de todo. Además, nuestros teléfonos móviles no dejan de recibir mensajes con propaganda.

Para el correo electrónico tenemos los filtros anti-spam, pero contra el spam telefónico, ¿qué tenemos? ¿Por qué no nos dejar en paz? ¿No entienden que si necesitamos algo, ya llamaremos nosotros?

Por favor, ¡métanse sus ofertas por donde les quepan!

¡Perdón!

No hay comentarios: