lunes, 19 de noviembre de 2007

Lección

Los últimos fines de semana, he tenido la suerte de poder asistir a los actos de graduación de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) en Barcelona y Madrid respectivamente. Este tipo de actos suelen ser bastante aburridos. Recomendables incluso para cardíacos. Normalmente suelen servir para que unos cuantos padres y madres se sientan orgullosos de sus hij@s.

Siempre nos han dicho que los niños imitan a sus padres. No es siempre así, pero sí a menudo. Así, si unos leen, los otros también, si unos dicen malas palabras, los otros también, si unos lo uno, los otros,... también.

Los graduados y estudiantes UOC, como la propia universidad (virtual, a distancia) tienen ciertas características especiales. No son estudiantes normales. Aproximadamente un 99% de ellos trabajan (a jornada completa). Y por si fuera poco, son padres y madres de familia. Háganse una idea del tiempo que pueden dedicarle al estudio.

Me cuesta borrar de mi mente las caras de felicidad de los graduados recogiendo sus diplomas. Perdón. SUS diplomas. Porque se los han ganado. Sin duda. Como bien dijo la graduada que hizo el discurso en Madrid, los estudiantes de la UOC son "ladrones de momentos". Porque cada momento que dedican al estudio, se lo roban a sus familias. Por esto, emociona más. Emociona más ver que cuando recogen SU diploma giran la mirada, hacia el público, donde sus hijos reciben una gran lección. Una lección que jamás olvidarán. Nunca jamás.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ni te creas!!!
Mis padres por ejemplo, no pueden decir ni una sola palabrota, yo a cambio, maldigo en 4 idiomas! :-D

Unknown dijo...

Ja ja ja, por suerte, a veces, somos capaces de "mejorar" lo que han conseguido nuestros padres. Piensa que tus hijos puede que sean capaces de maldecir en 8 lenguas. ;)

Anónimo dijo...

y qué me dices de los nietos? porque al ritmo que voy yo en la UOC, vendrán a mi graduación :-)

carme

Unknown dijo...

:D

Carme, sean tus hijos o tus nietos, ¡a tus pies! Me parece algo admirable. ¡Chapeau!